sábado, 31 de agosto de 2013

Independencia

En los últimos seis años he tenido la oportunidad de visitar diferentes países/regiones que o bien quieren la independencia del resto o bien albergan a algún subconjunto descontento que solo piensa en ello. Los países/regiones y un pequeño resumen son:


  • Bélgica: Flamencos Vs Valones. Aproximadamente el 60% de la población es flamenca contra un 35-40% de valones. Como una de las dos etnias es mayoría, los gobiernos (cuando tienen) suelen ser pro-flamencos y pro-independencia. Antes de visitar Bélgica pensaba que España tenía problemas "serios" de independencia. Tras visitarla supe que no eran sino "bromas" comparados con los belgas.
  • España: Nacionalistas catalanes y vascos. Poco hay que añadir.
  • Eslovaquia: Minoría húngara que desea la independencia con la ayuda de los húngaros nacionalistas en Hungría. Según parece, el sentimiento es especialmente exacerbado entre la mayoría de eslovacos (mi experiencia allí lo confirmaría) y esa minoría húngara apoyada por los húngaros nacionalistas.
  • Reino Unido: Escocia. En 2014 se cumplen 700 años de la Batalla de BannockBurn desencadenante de la independencia de Escocia. Además, se celebran los Juegos de la CommonWealth en Glasgow por lo que es el mejor momento, desde un punto de vista nacionalista, para convocar un referéndum.  
Me centraré en este último caso e intentaré sacar alguna conclusión general, conclusión que definitivamente no va a ser muy pronacionalista dado mi historial. En concreto, mi experiencia en Escocia hace pocos días incluyó un viaje con un guía, muy simpático como la mayoría de guías (o no se dedicarían a ello). El guía detalló varios de los episodios históricos que han sido convenientemente retratados en el cine, Rob Roy, William Wallace ... nos llevó a una "posada encantada" y hasta nos argumentó convincentemente a la par que irónicamente cómo Nessy existe porque el primero en verlo acabó convertido en santo y Dios no permitiría que entrara en el Reino de los Cielos un mentiroso. 

En ningún momento había pronunciado sus preferencias sobre el Referéndum del año próximo. De hecho, yo estaba por preguntarle pues hasta entonces había sido perfectamente ambiguo sin dejar traslucir ninguna emoción particular pero no fue necesario. Llegando al final del recorrido, comentó sin ningún tipo de equívoco que si las urnas abren el año próximo a las 7 de la mañana, él estará a las 7 y 5 para votar que sí. Tras ese reconocimiento, yo me abstuve de comentar nada, en particular de comentar mi predisposición por un rotundo fracaso del referéndum, debido a lo que yo me sentiría inclinado a explicar como un simple ataque de sensatez. Claro que la sensatez nunca ha sido del todo compatible con los sentimientos. 

Solamente un ejemplo, el hecho de que la Unión Europea ya haya declarado que Escocia (o Cataluña que se mira en el no del todo equivalente espejo escocés) tras dejar la libra, no podría incorporarse al Euro no es o no quiere ser entendido por esos sentimientos. 

Y ahora mis conclusiones, conclusiones preconcebidas, vuelvo a reconocer:

  1. El espíritu de independencia es fundamentalmente un espíritu egoísta. Mi amigo escocés decía que quería la independencia porque pensaban que podían hacerlo mejor por separado que bajo la "tutela" inglesa. Por otro lado, el hecho de que la mayoría sean egoístas, no quiere decir que no sean razones e incluso que no hayan sufrido atropellos pasados o recientes. 
  2. La "solución" independentista no conviene a nadie. Si algo ha demostrado la evolución es que desde los simples organismos unicelulares hasta la más compleja sociedad humana, todo funciona mejor cuando la gente se une ... y añadiría que cuando se une naturalmente. Una dictadura, por ejemplo, puede hacer que ciertas cosas funcionen mejor temporalmente incluso con una falsa sensación de unidad pero al final está abocada al desastre a no ser que desemboque en una natural como fue el caso del nuestra transición democrática.
  3. Al punto anterior se le podría achacar que hay también secesiones pacíficas como la checa y la eslovaca, hasta cierto punto la rusa y no sé si alguna zona balcánica. Imagino que sí, que sobre todo el caso checo y eslovaco puede dar esperanzas a todos esos casos. Sin embargo, creo que la gran diferencia estriba primero en que no tengo del todo claro en qué ha ayudado la separación a ambos países y segundo en que estamos en un momento en el que se está produciendo (o debería) una unión europea más allá de una simple unión fría al estilo de los bancos.
  4. Por no extenderme más, a quien quiera la independencia solo puedo decirle que yo quisiera la eliminación ordenada de fronteras y nacionalidades en vez de la creación, sobre todo si es desordenada, de nuevas. Europa es la solución, no el problema, que dicen que decía Ortega y Gasset.
Un saludo, Domingo.

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