domingo, 6 de octubre de 2013

Peras o manzanas

Peras o Manzanas, cuota o plazo fue, durante mucho tiempo, uno de los artículos más valorados de Euribor.com.es si no el más valorado. Ese artículo es como las grandes películas o los grandes libros, aportan nuevos matices con cada relectura. O eso o los matices se te olvidan de una vez para otra, que también pudiera ser.

Euribor.com.es se formó inicialmente alrededor de nuestro índice de referencia por antonomasia para las hipotecas y ha evolucionado hasta convertirse en una magnífica web de economía gestionada o asociada a Lainformación.es. Desconozco la historia pero imagino que surgió por alguien que detectó la intranquilidad de la gente con hipoteca cuando llegaba el período de renovación. Yo mismo, antes de ser lector primero asiduo y luego más esporádico del blog, miraba la evolución del Euríbor en las tablas oficiales que publicaba el Banco Central Europeo. Si no recuerdo mal te podías descargar unos ficheros .csv que abrías con Excel y gracias al cual podías hacer la media del mes o los meses que te tocaran en suerte según la fecha de formalización de la hipoteca y su criterio para calcular el nuevo Euribor. 

Mi caso era el sencillo, el último Euríbor mensual publicado (en el BOE, imagino) hasta la fecha de renovación. Este indicador se publicaba a primeros de cada mes (a pesar de que el día 1 ya lo sabías con tan solo mirar el Excel). Supongamos que fuera el día 7. Dependiendo de cuándo renovaras tú y si estaba publicado o no, te aplicaba la media del mes anterior o la del anterior del anterior. Más adelante pusieron a algún informático manos a la obra y pasaron a publicarlo ya el día 1.

Así pues, cuando se acercaba el período, yo me descargaba el fichero, marcaba las celdas convenientes y Excel me decía la media con la que había sido agraciado. Ya entonces tenía algún compañero que me preguntaba y le tenía que explicar cómo hacerlo. Si no recuerdo mal, fue poco después cuando descubrí Euríbor.com.es donde te facilitaban (y lo siguen haciendo) el dato. Recuerdo esos primeros tiempos del blog fundamentalmente centrados en el Euríbor. Posteriormente,  del título "Blog sobre el Euríbor y la economía", la segunda se ha impuesto claramente sobre el primero. Es lógico habida cuenta de que las hipotecas que se conceden son muy pocas y de que el Euríbor lleva en mínimos históricos dos o tres años y el pronóstico es que siga ahí durante, al menos, otros dos. De hecho, de forma absolutamente egoísta debía desear que fueran muchos más de esos dos o tres años pero eso implicaría que la economía europea (y por tanto la española) no se recupera.

Por otro lado, eso que pasa mientras perseguimos nuestros sueños, la vida, se ha encargado de darme algún que otro conocimiento sobre préstamos hipotecarios y fórmulas en hojas de cálculo. De vez en cuando, también coincide que trabo algún tipo de conversación con alguien acerca de alguna de esas dos cosas y me encuentro al final tirando de hoja Excel, función PMT y explicando cómo funciona, cómo no es cierto que los intereses se pagan al principio sino que siempre se paga en función de lo que se debe y en cuánto tiempo se va a devolver. Así pues, es evidente que al principio se debe más dinero a más tiempo y al final se debe menos dinero a menos tiempo. Como quiera que la cuota es siempre la misma, los intereses son mayores en el primer caso que en el segundo.

En las últimas semanas he dado esta explicación un par de veces y pensé que para la próxima mejor me lo preparaba para ahorrarme la próxima vez los preliminares e ir directo al grano. Aproveché la última hoja Excel que había preparado y añadí diferentes casos con diferentes números para que se pudiera comprender mejor cómo funciona todo. Ahora mismo está todavía a medias pues quiero aprovechar algún día de asueto para agregar información sobre préstamos hipotecarios y líneas de crédito con garantía hipotecaria, subrogaciones, etc. E igualmente quiero agregar también información acerca de si, al cancelar, es mejor reducir cuota o reducir plazo.

Como se puede ver en el magnífico artículo que mencionaba al inicio de la entrada, en realidad da igual. Incluso se da algún consejo para preferir uno u otro dependiendo de una hipotética serie siempre creciente o decreciente de tipos de interés. En realidad yo matizaría que no basta con que los tipos de interés suban o bajen durante todo el período del préstamo sino que tu poder adquisitivo (incluyendo los pagos por la hipoteca) suba o baje durante todo el período del préstamo.

Es decir, el hecho de que hoy pague un 1% de interés y mañana un 2%, significa cosas muy diferentes dependiendo de si mi sueldo permanece congelado, se ve reducido o se multiplica por dos. De igual forma, el hecho de que pague hoy un 2% y mañana un 1% también significa algo muy diferente si el segundo año no tengo gastos adicionales o si tengo previsto cambiar de coche. Al final, reduciendo mucho el problema, mis decisiones deberán ir encaminadas a poder conciliar el sueño durante el tiempo que dure el préstamo:

  • Mejor un préstamo a 20 años inicialmente sabiendo que voy a poder pagarlo y si las cosas van bien lo pago en 10 pero si van mal lo pago en 20 que un préstamo a 10 años, que si las cosas van bien lo pago en 10 años pero si van mal ... Y es que en 10 años da tiempo para que pasen muchas cosas.
  • Por otro lado, cuanto mayor sea el tiempo más se disparará la cuota, motivo por el cual me cuidaré mucho de, si mi intención es pagar el préstamo en 10-15 años, intentaré no ponerlo a 30 y si no me queda más remedio, intentaré reducir plazo lo antes posible para protegerme de una eventual subida de intereses.
  • Por último, el banco siempre calcula tu capacidad de endeudamiento pero normalmente solo lo hace, que yo sepa, con la capacidad de endeudamiento actual. Sí que tiene en cuenta factores de estabilidad como si eres fijo o no en tu empresa pero no otros gastos que puedas tener pendientes para dentro de unos años (la renovación de un coche) o una hipotética subida de tipos de interés (me da que asumen que si puedes dedicar ahora un 30%-35% de tu sueldo a pagar la hipoteca, podrás dentro de unos años cuando los tipos de interés se eleven porque dedicarás "solo" digamos que un 50%  de tu sueldo al pago de hipoteca. Viendo lo bien que han informado de préstamos hipotecarios, préstamos multidivisa (a mi juicio una muy buena opción siempre que pudieras pagar el préstamo equivalente en euros cosa que por culpa de los que la ofrecían y los que la ofertaban no siempre se producía), preferentes etc. y habida cuenta de que creo que el que firma tiene también mucha culpa, es necesario que nosotros hagamos esos cálculos pues ya es suficiente con que tu casa pertenezca al banco como para que también los hagan tus noches insomnes.


Por estos motivos, mis consejos (quizás equivocados) serían los siguientes:

  1. Hay correlación evidente entre la capacidad de ahorro y la calidad del sueño. Si no puedo ahorrar, lo único que me puedo ahorrar es el seguir leyendo. Supondremos pues que puedo hacerlo.
  2. La cuota que pago debe permitirme ahorrar, si puedo ahorrar poco, lo poco que pueda ahorrar debería ser para reducir cuota porque en el momento en que suban los tipos de interés, subiría mi cuota y pasaría de no poder ahorrar a no poder pagar.
  3. Si los tipos de interés están bajos y mis ingresos están razonablemente garantizados, prefiero bajar plazo porque, al calcular la nueva cuota, el tiempo se sitúa en el exponente lo cual paliará en cierta forma una futura subida de cuota. Es decir, invierto en calidad de sueño futura.
  4. Si los tipos de interés están bajos y mi futuro económico es incierto, debería intentar bajar cuota para intentar ampliar mi capacidad de ahorro actual. Es decir, invierto en calidad de sueño actual.
  5. Si los tipos de interés están altos, salvo que vaya sobradísimo, intentaré reducir cuota y por tanto invertir en calidad de sueño actual.
Para acabar, un último comentario relacionado con la desgravación en Hacienda. Pasé mucho tiempo pensando cuál sería el criterio a elegir llegado al límite anual que marca hacienda, poco más de 9000 euros, en pagos en hipoteca. Ciertamente, todo lo que cancele de más no será deducible en el porcentaje (normalmente el 15%) que marca la ley. Supongamos que la cantidad en cuestión me permitiera cancelar de golpe un año de hipoteca. La duda de si es mejor pagar un año más, con los correspondientes intereses generados durante todo el tiempo, y recibir ese 15%  o si es mejor directamente cancelar, bien en cuota, bien en plazo. 


Tras mucho pensarlo llegué a la conclusión de que en realidad ese problema no era diferente del problema que se nos presenta cada vez que nos damos un capricho. Si el dinero ahorrado lo utilizamos:
  • En mejorar la economía local a base de caros caprichos de dudosa utilidad y valor futuro, estupendo.
  • En la compra de, por ejemplo un coche de 30.000 euros en vez de uno de 20.000 euros porque es el coche de mis sueños, pues magnífico. 
  • En tenerla en una cuenta no remunerada como colchón de seguridad, de lujo.
  • En tenerla en una cuenta remunerada o a plazo fijo rescatable ... mejor todavía.
  • En reducir cuota o plazo, muy bien también.
Todas las opciones son buenas siempre y cuando sean las que nosotros queramos y asumamos sus consecuencias. Eso sí, para compararlas solo hay que tener en cuenta una cosa, no se pueden comparar peras con manzanas ni dinero de hoy con dinero de mañana. Si alguien quiere analizar el beneficio de cada opción, mi sugerencia es que se haga una hoja excel y ponga las diferentes opciones todas en el mismo tiempo. Es decir, si tu hipoteca es de 30 años y quieres comparar el pagar la hipoteca en 20 frente a pagarla en 30, hay que comparar ambas opciones a los 30 años. Al final quedará algo así como:
Acabando en 20 años y ahorrando mucho los 10 años siguientes, dedicando la mitad a un plan de pensiones:
Una casa pagada, X1 euros en el banco, Y1 euros en el plan de pensiones.
Acabando en 30 años y ahorrando poco a poco durante los 30, dedicando la mitad a un plan de pensiones:
Una casa pagada, X2 euros en el banco, Y2 euros en el plan de pensiones.

Se pueden hacer todas las comparativas que queramos, con la previsible consecuencia de que acabaremos borrachos de números y pensando que da igual una que otra porque todo depende del futuro y el futuro es incierto, pero también puede ser que esa misma conclusión sea muy reveladora y al final optemos simplemente por aquella que puntualmente nos permita dormir mejor.

Para otro día, quizás, los recuerdos de aquella entrevista con un director de banco al que hubo que explicarle cómo funcionaba una hipoteca multidivisa o qué hacer con el dinero que nos sobra al final de una vida, si es que nos sobra alguno.



Un saludo, Domingo.

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