sábado, 9 de febrero de 2013

Que dimitan ... pero también los míos

    Últimamente estoy relativamente distanciado de las noticias, sobre todo de las políticas. Eso no quiere decir que no me entere, solo que lo hago con unos días de retraso ... y me asombro. Pero me asombro de una forma bastante moderada porque mi asombro hace ya tiempo que conoció sus límites. Por ejemplo, no me asombro de que que el gobierno actual y otros precedentes, más que salpicados, estén presuntamente empapados.

Tampoco me asombro de que los que no son de su cuerda ahora se lleven las manos a la cabeza. Y tampoco lo hago por el hecho de que el españolito de a pie sí que lo haga. Ahora parece que los 20 y tantos millones de presunto pasteleo del tesorero del PP y las reacciones de sus acólitos no se diferencian mucho de las que ocurrían hace dos días en las gasolineras de la otra acera ... que era lo que muchos nos temíamos por no decir que sabíamos (y más tras gúrteles, eres y demás).

En cambio, sí que parece que hay mucha gente que o bien no los sospechaba o siempre lo ha sabido pero solo ahora se queja. No tendría nada de malo si no fuera porque, no voy a afirmarlo abiertamente pero me da que suelen ser los que callan ante las tropelías de los afines. No solo eso, ahora comentarán que la gente tiene que salir a la calle y que el que no habla es un no sé qué.

De igual forma, al igual que han hecho tantas veces PP y PSOE, las informaciones en contra se miran siempre de la misma forma. Si te perjudican, el que lo denuncia es un criminal y, de él, no hay que fiarse. Si perjudican al rival pues este tiene que dar explicaciones ante tamaño escándalo. Hay que ser de una pasta especial para que siempre te pase eso. O bien simplemente hay que entender la política como el fútbol. Ahora que caigo, ¿será casualidad que mi descreimiento de la política y el del fútbol hayan sucedido casi al mismo tiempo?. Pues quizás.

Y bueno, para no perder mucho tiempo con personas que no lo merecen y habida cuenta de que hasta por los bares del que era mi antiguo barrio veo carteles pidiendo la dimisión de Rajoy (hoy además he visto uno que dice "Pitufo con chorizo Moncloa, 1 euro) diré a todos aquellos que ahora la piden (y posiblemente hace un año lo votaron), que yo (que no lo voté) pienso:
1.- Rajoy debe dimitir.
2.- Otra persona de su partido debe ocupar la presidencia.
3.- El ejemplo debe cundir en todos aquellos entes públicos donde cuezan habas.

Si el PP tiene la holgadísima mayoría que tiene ahora es porque gente que NO pensaba como yo lo votó, por los motivos que fuera, pero lo votó. En particular lo votó a pesar del caso Gürtel y de Luis Bárcenas y de la mala gestión de la crisis económica tanto a nivel estatal (sí, a pesar de ser el partido de la oposición) como a nivel regional (donde no tenían esa excusa).

A pesar de todo debo reconocer que hemos cambiado (no sé si avanzado).
Antes la gente votaba algo y si lo que salía no era lo que había votado decía que no le representaba.
Ahora la gente que vota algo y luego cuando no le gusta dice que no le representa.

A ver si termina de cambiar y llega el momento en que entendamos que las personas que salen nos representan, nos gusten lo que hagan o no. De la misma forma, a ver si nos crece la memoria y nos acordamos de que las tropelías de los nuestros no es un motivo para callar y esperar a las tropelías de los otros como se espera a que nuestro equipo le devuelva la moneda al rival en su campo sino una llamada a la conciencia de que, quizás, los nuestros no son los nuestros. 

Un saludo, Domingo.
P.D.: 20 ó 30 años en el gobierno de una comunidad tampoco pueden ser un éxito y modelo de buena gestión si gobiernan los nuestros y un ejemplo de caciquismo si gobiernan los otros. 20 ó 30 años, no ya sin alternativas, sino sin ni siquiera alternancia, no pueden ser considerados sino como un fracaso.

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